En
la década de los años 70 se sufrió el
pico más alto en la historia criminal
de Argentina respecto a los secuestros
extorsivos,"capear" (secuestrar).
En
efecto, sumados a los hechos cometidos
por las bandas subversivas, se agregaron
los realizados por bandas de delincuentes
comunes, éstos con larga trayectoria
delictiva, muy bien armados, con una
buena inteligencia previa sobre el objetivo
y fundamentalmente, con una muy buena
infraestructura para mantener a la víctima
en cautiverio, a veces por mucho tiempo
(tres meses).
Cambiando
constantemente de "embute" ( lugar de
encierro), dando las muestras conocidas
( diarios, mensajes familiares íntimos,
etc.) de vida o pruebas de supervivencia
del "chancho"( víctima). En la inmensa
mayoría de los casos las víctimas aparecían
con vida, con las secuelas propias del
cautiverio.
En algunos hechos los delincuentes podían
o no cobrar el rescate, sin embargo,
hubo algunas excepciones en que, por
la presión de las fuerzas policiales,
liberaban al secuestrado sin cobrar.
Pero, en general los hechos se esclarecieron
con detención de autores, inclusive,
en un 95% de los casos.